domingo, 15 de agosto de 2010

Adelanto: una escena de la obra OW
Aparece un joven de unos diez y siete años, con pantalones, tiradores, blusón y moño amplio, que recuerda a un joven estudiante en su adolescencia.
Vivian: ¡Oscar! (A pesar de que llama, procura no ser visto) ¡Oscar..!
Wilde: (Saltando por encima de la baranda del juicio) ¿Vivian? ¡Por el amor de Dios! ¿De dónde has salido?
Vivian: (Abrazándolo y zamarreándolo) ¿Este es el modo de recibir a tu viejo y querido compañero?
Wilde: ¿Qué estás haciendo acá?
Vivían: ¿Hay algún profesor por los alrededores?
Wilde: No... Están todos en reunión, en la rectoría. ¿Dónde has estado?
Vivian: ¡Uf..! ¡Por toda Irlanda! He desertado de todos los sitios aborrecibles: les he dicho adiós a mis padres, y no he vuelto a este inmundo colegio de provincia.
Wilde: ¿Y no lo harás?
Vivian: Jamás en la vida.
Wilde: ¿No?
Vivian: Pescaré en el lago... Viviré a lo largo y a lo ancho de las cantinas del camino... Me emborracharé, y terminaré casado con una joven desagradable, gorda y rica. Eso será todo...
Vivian: ¿Y ustedes? ¿Cómo la están pasando?
Wilde: Creo que están consiguiendo sumergirnos en la ignorancia. ¿Qué otra cosa puede resultar del hábito de repetir opiniones ajenas? Es aburridísimo... ¿Cómo podrán repetir y enseñar una y mil veces las mismas cosas…?
Vivian: Porque son profesores, Oscar... Han sido domesticados para eso... ¿Por qué no escapar?
Wilde: Porque estoy a punto de ser trasladado. Gané una beca para el Trinity College.
Vivian: ¿Dónde queda eso?
Wilde: En Dublin. Me pasarán al finalizar este período.
Vivian: ¿Lo ganaste con algo que valiera la pena?
Wilde: Con química...
Vivian: ¿Estás escribiendo?
Wilde: Poco. Y robando.
Vivian: ¿Robando?
Wilde: Sí. Al verdadero artista se lo reconoce por el uso que hace de lo que se apropia. Y se apropia de todo.
Vivian: Quiero conocer algo de lo último que hayas escrito.
Wilde: (Señalando su cabeza) Lo tengo acá.
Vivian: Quiero oírlo.
Wilde: Hay un mundo común... cotidiano, ¿verdad?
Vivian: Así se dice...
Wilde: Bueno, de ese no hay que ocuparse... Es demasiado verdadero... Pero hay otro mundo, extraordinario, que es al que debemos amar. En un pequeño pueblo de pescadores, había un hombre muy querido por sus vecinos. Les contaba historias maravillosas que les hacían olvidar las duras penalidades de sus trabajos diarios... Cuando regresaba por las noches, los trabajadores se sentaban a su alrededor y le decían: "Cuéntanos: ¿qué has visto hoy?". Y él les contaba. "Pues he visto en el bosque un fauno que tocaba la flauta y hacía danzar a su ritmo, a un pequeño grupo de gnomos". Y al día siguiente, cuando volvían a preguntarle, les contaba: "Al llegar a orillas del mar he visto tres sirenas, flotando sobre las olas, que peinaban con un peine de oro, sus cabellos verdes..." Y aquél hombre era cada vez más querido por sus pequeñas y fabulosas historias. Una mañana salió, como todos los días del pueblo, y al llegar al mar vio tres sirenas, tres auténticas sirenas, flotando en las olas y peinándose con peines de oro, sus verdes cabellos... Siguió su paseo, y al internarse en el gran bosque vio, en un claro, a un fauno tocando la flauta, y danzando, a un pequeño grupo de enanitos.., Aquella noche, cuando regreso al pueblo, sus vecinos le preguntaron: "Qué has visto hoy?" Y él contestó: "¿Hoy? Hoy no he visto nada..."
Vivian: (Luego de una pausa) Wilde...
Wilde: ¿Si?
Vivian: Deberías huir del colegio.

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